En ninguna otra cultura antigua o moderna los gatos han tenido la posición religiosa y cultural del Antiguo Egipto donde fueron tratados con el máximo respeto y venerados como seres divinos. Para los egipcios, los gatos estaban estrechamente ligados a su mitología y religión.
Mafdet, Bastet y Sekhmet, eran las deidades de la justicia, la fertilidad y el poder en el panteón egipcio.
Los gatos fueron idolatrados y protegidos por su capacidad de cazar y matar roedores, alimañas y serpientes venenosas, en una época en la cual una mordedura de serpiente significaba una sentencia de muerte.
Cuentan las crónicas que en la batalla de Pelusio, cuando Persia y Egipto se enfrentaron, los persas añadieron a su habitual equipo de campaña todos los gatos que pudieron capturar. Los egipcios tuvieron que luchar evitando dañar a los felinos.
Heródoto narra como los ejércitos persas ganaron la batalla y los egipcios se retiraron a la ciudad de Pelusio y Cambises, el rey persa, ideó una estratagema para vencer la resistencia de esta ciudad. Como los gatos eran sagrados allí (por reverencia a la diosa local Bastet), ordenó a sus soldados que los capturaran y los lanzaron con las catapultas hacia la ciudad. Al ver que los felinos corrían peligro de muerte, los habitantes se rindieron sin ofrecer resistencia.
En 2010 en las afueras de la capital del Norte de Egipto, Alejandría, se descubrieron las ruinas de un templo de la época de la Dinastía Ptolemaica que gobernó en Egipto durante el período Helenístico, desde la muerte de Alejandro Magno hasta el año 30 a.C., en que se convirtió en provincia romana.
El templo tiene más de 2.000 años de antigüedad y estuvo dedicado a la antigua diosa felina Bastet.
Bastet protegía el hogar y simbolizaba la alegría de vivir, pues se considera la deidad de la armonía y la felicidad.
Se le representaba como una mujer con cabeza de gato o bajo la forma de un gato doméstico. Su sucesora en la mitología griega fue Artemisa, mientras que en Roma la deidad equivalente era Diana.
Es la primera vez que se encuentra un templo dedicado a la 'diosa-gata', en Alejandría. Hasta ahora, se consideraba que el culto de la diosa Bastet desapareció con la caída de la antigua dinastía egipcia y con la llegada de los griegos.
Entre las ruinas se encontaron unas 600 estatuas de la diosa Bastet; un hallazgo extraordinario, que confirma que los egipcios siguieron adorando a la diosa felina en la época del dominio de la Antigua Grecia.
Se han descubierto miles de momias de gatos por todo Egipto. Se cree que existía una industria en auge de criar y suministrar gatos con el propósito de la momificación.
El culto a los gatos duró más de 30 siglos y se desvaneció con el auge del cristianismo... ¿o no?