Solemos pensar que como nuestro minino está todo el día en casa y a lo sumo sale a tomar el sol y echarse una siesta en la terraza o el jardín está por ello a salvo de infectarse por parásitos internos; nada más lejos de la realidad.
Si bien estos polizones pueden alojarse en cualquier órgano de nuestro gato o gatito los más comunes son los que se instalan en el intestino, como la tenias y los ascáridos. Pueden transmitirse si nuestro peludo amigo come arena del jardín o de las macetas que esté contaminada, si caza algún pequeño ratón o musaraña o si come algún insecto que lleve las larvas en su interior. Ten en cuenta que como se lamen las patitas al asearse, pueden ingerirlas si están en el suelo. Lo peor es que los síntomas de infección, como desnutrición, pueden tardar semanas en aparecer, suponiendo un riesgo de contagio para otras mascotas e incluso el resto de miembros humanos de nuestra familia.
La mejor manera de prevenir y eliminar los parásitos internos es la desparasitación periódica; tu veterinario te marcará e indicará las pautas necesarias y eventualmente los tratamientos más apropiados. En el caso de los gatitos puede comenzar a las tres semanas de edad y repetirse cada quince días hasta dos semanas después del destete y mensualmente hasta los 6 meses. En gatos adultos la desparasitación es aconsejable llevarla a cabo cada tres meses.