Los gatos tiene un pelo con un espectacular brillo natural que demuestra su estado de salud. Cepillarlo con regularidad evitará las bolas de pelo y los nudos y además te dará la oportunidad de comprobar que no presenta calvas o signos de pulgas o garrapatas. También podrás notar si tiene algún bultito extraño en su cuerpo. Un cepillado habitual hace que el pelo de tu gato sea cada vez más liso lo que aumenta su capacidad de aislamiento térmico y hará que esté más calentito en las noches y cuando haga frío.
El cuello, las axilas y las ingles son las partes de su cuerpo donde más se forman los nudos, así que cepilla con frecuencia esas zonas. Cuando te encuentres con un nudo de pelo imposible de deshacer, no tires de él ya que puedes hacerle daño a tu gato; córtalo con unas tijeras sin punta teniendo cuidado de no hacerle una herida en la piel si está muy pegado a su cuerpo. Recuerda: cepilla siempre a favor del pelo y sin dar tirones.
Lo ideal es que acostumbres a tu gato a los cepillados desde que lo adoptes; si es posible empezar con este hábito desde que es gatito mejor que mejor. Cada vez que acabes una sesión dale una golosina como premio; así evitarás que se resista en el futuro ya que lo verá como un momento agradable en tu compañía y reforzará mucho el vínculo entre vosotros.